Gracias por la valoración que de mi haces sin yo posiblente merecerlo, por el permiso de mi esposa no te preocupes, ella sabe bien de mi y de mi quehacer díario, mi fidelidad y de las personas a las que me dirijo.
Hoy quiero decirte,
que soy soñador de químeras,
sueño despierto, dormir no puedo apenas,
alzo mi voz, en verso y prosa,
escucho los fandangos, ¡esas son mis cosas!
Me refugié en Alosno, por un amor pasado,
siempre presente en el recuerdo,
como si estuviese a mi lado.
Yo miro, ella no está, ni el banco de madera,
donde paramos a descansar,
allí quedan sus patas, su bancada, su señal,
pero ni está el banco,
ni mi alosnera enamorada,
yo me despedí de ella,
al alba de una mañana,
los jazminez rezumián olores,
la distancia dolores,
de ese amor perdido,
y nunca olvidado,
le mande una rosa roja,
para que la tuviese a su lado,
me mando, me remitió un clavel,
era un clavel negro, negro como el carbón,
era un clavel de luto.
¡Por el amor que murió!.
El Poeta.
Buenas noches.
Hoy quiero decirte,
que soy soñador de químeras,
sueño despierto, dormir no puedo apenas,
alzo mi voz, en verso y prosa,
escucho los fandangos, ¡esas son mis cosas!
Me refugié en Alosno, por un amor pasado,
siempre presente en el recuerdo,
como si estuviese a mi lado.
Yo miro, ella no está, ni el banco de madera,
donde paramos a descansar,
allí quedan sus patas, su bancada, su señal,
pero ni está el banco,
ni mi alosnera enamorada,
yo me despedí de ella,
al alba de una mañana,
los jazminez rezumián olores,
la distancia dolores,
de ese amor perdido,
y nunca olvidado,
le mande una rosa roja,
para que la tuviese a su lado,
me mando, me remitió un clavel,
era un clavel negro, negro como el carbón,
era un clavel de luto.
¡Por el amor que murió!.
El Poeta.
Buenas noches.