Hola cebolleros, que bonita es
ARACENA. Yo aunque no he nacido allí, allí están mis raíces y, por ello, la siento también como mía, como parte de mí. La de veces que me he bañado en esa
piscina público en esos calurosos
veranos del mes de agosto; recuerdo la piscina pequeña, con ese sauce llorón dando
sombra en el
agua cuando caía la tarde; y que decir de la piscina grande, esas carreras alrededor para que los niños de la pandilla no te tirarán. Aunque ahora ya no existan esas carreras, continúo
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