Notas históricas
Los primeros asentamientos humanos que se conocen datan de la época prehistórica. Hay restos arqueológicos en la
Cueva de la Mora en la aldea de
la Umbría que datan de la Edad de Bronce, III Milenio. La riqueza de minerales de la zona ha propiciado diversos asentamientos, como el del poblado del
Castañuelo en el que se distinguen dos culturas diferentes, una perteneciente a la Edad del Bronce (II milenio a. C.) y otra a la Edad del Hierro (mediados del I Milenio a. C).
Asimismo, las explotaciones mineras fueron el motivo de los asentamientos
romanos desde el siglo I a. C, creando pequeños núcleos agropecuarios que sustentaban el asentamiento y que serían probablemente el origen de
Aracena y de varias poblaciones de la zona.
De la época islámica data la primera fortaleza sobre cuyos restos se erigió el
Castillo de Aracena. En la
Iglesia del Castillo destaca la
torre almohade. En torno a ésta edificación se fue erigiendo el
caserío de la población, dando origen al actual
paisaje urbano de la ciudad de Aracena.
La conquista cristiana llevada a cabo por el Rey portugués Sancho II a mediados del siglo XIII, quiso convertir la comarca serrana en parte del Alto Algarve. La intervención de Fernando III el
Santo y de su hijo Alfonso X el Sabio decantó que Aracena pasará a formar parte del reino de
Sevilla en 1255 como tierra realenga de Castilla. A finales del siglo XIII el rey Sancho IV comienza la repoblación de esta zona con astur-leoneses y gallegos, y manda construir una fortaleza en el cerro, como enclave defensivo frente al vecino reino de
Portugal, siendo encomendada su defensa a la orden de Santiago.
Aracena continua creciendo desde el Cerro del Castillo hasta el
valle, durante la Baja Edad Media y Edad Moderna, como Real Priorato durante el siglo XIV y como Señorío bajo la jurisdicción del Conde Duque de Olivares, en el siglo XVII, y más tarde del conde de Altamira, quien se intitula Príncipe de Aracena.
Figuras destacadas de la época fueron el humanista Benito Arias Montano, quien fundó en Aracena una cátedra de Latinidad en 1597, foco de cultura hasta finales del siglo XIX, y Sor Maria de la Trinidad, mística y poetisa, fundadora del
Convento de Jesús, María y José en 1671.
En 1833 con la nueva división administrativa, Aracena es segregada de Sevilla y pasa a formar parte de la provincia de
Huelva.
A finales del siglo XIX y principios del XX, Aracena cobra un fuerte impulso y amplia su perímetro urbano por la zona llana, en la que se construyen
casas señoriales y
edificios de envergadura como el
Ayuntamiento de
Santa Catalina, el
Casino de Arias Montano, la
Plaza de Abastos, etc. El descubrimiento en 1886 de la
Gruta de las Maravillas, y su posterior acondicionamiento turístico en 1914, unido a la suavidad de las temperaturas estivales y a las estancias vacacionales de numerosos miembros de la
familia real española, convirtieron a la ciudad en un núcleo turístico importante.
La guerra civil primero y el periodo de Autarquía después, hasta finales de los años 50, marcan la crisis del capital agrario y del sector primario de la economía serrana. Sobrevienen cambios importantes en la estructura social y Aracena se transforma en ciudad de servicios. La mejora de las comunicaciones por
carretera y la declaración de Espacio Natural Protegido dentro del
Parque Natural
Sierra de Aracena y Picos de Aroche, convierten a Aracena y a sus aldeas en un destino turístico de primer orden, donde conviven, en perfecta armonía, lo tradicional y lo moderno.
En 1956, Aracena fue declarada ciudad de interés turístico y en la actualidad gran parte de su casco urbano está protegido por un Plan Especial.
En 2006, Aracena fue galardonada como Municipio Turístico de
Andalucía, siendo la primera localidad onubense poseedora de este reconocimiento.