Entre el segundo y tercer tramo de la nave de la Epístola se ubica el
retablo de la
Virgen del Pilar, obra barroca de
escuela portuguesa de las primeras décadas del siglo XVIII. Presenta en un plano anterior un amplio
arco de triunfo de medio punto cuya embocadura está formada por sendas pilastras laterales que sostienen el arranque del arco y entablamento superior rematado con crestería. En el interior del arco y en un plano posterior se estructura el cuerpo del retablo dispuesto con cuatro
columnas de orden salomónico, que separa las tres
calles. La central se compone de un dosel del que penden dos cortinas sujetadas en los laterales. El medio punto presenta un rectángulo central, apoyado por grandes volutas. El retablo muestra el paramento dorado con decoración menuda a base de tallos, hojas y perlas, así como cabezas de querubines, ángeles tenantes y aves con las alas enhiestas. La
iglesia y el baluarte de las Angustias, edificaciones que remontan su construcción al siglo XVI, situados en un altozano desde el que se divisa la desembocadura del
río Guadiana y la frontera con
Portugal, conforman un conjunto patrimonial religioso-defensivo, levantado como consecuencia de la expansión de la ciudad de
Ayamonte hacia la ribera y de la necesidad de defensa de la misma ante los ataques piráticos y la proximidad de Portugal. El conjunto ha permanecido indisolublemente unido y relacionado desde sus orígenes constructivos. El baluarte parece que fue erigido para defensa del templo y de la ciudad, aunque al dejar de desempeñar funciones de defensa sirvió para distintos usos que ocultaron su fisonomía primitiva, hasta que fue restaurado y liberado en gran parte de edificaciones adyacentes en 1999. Ambos bienes conforman un conjunto que por su
naturaleza y fisonomía goza de relevantes valores históricos y artísticos que los hacen merecedores de su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bienes de Interés Cultural. La iglesia y el baluarte de las Angustias de Ayamonte se encuentran situados en uno de los dos grandes sectores que conforman la localidad, en la zona llana denominada «La Ribera», a escasos metros del río Guadiana, sector portuario y marinero que desde la Baja Edad Media se convirtió en el centro económico de la población, por su actividad y
comercio.