También en esta nave se ubican en el cuarto tramo el
retablo de
San Antonio de Padua y el
altar de Ánimas. El primero es un sencillo retablo en forma de
arco rehundido, en madera de
color oscuro, decorado con elementos de rocalla que permite datarlo en la segunda mitad del siglo XVIII. La imagen de San Antonio es una
escultura de bulto redondo, tallada en 1767 por Blas Molner y policromada por Juan de Espinel. El altar de Ánimas, actualmente pintado por Joaquín González-Sáenz en 1939, sustituye al realizado por Miguel Güelles en el año 1620, de cuya obra se conserva el retablo-marco original. A los pies de la nave se encuentra el retablo de la
Virgen del Carmen, obra de factura neoclásica. Destaca su cuerpo avanzado y achaflanado, que forma un templete cubierto con
frontón partido. El conjunto se decora con fondos jaspeados policromos y molduras doradas. También del interior del templo hay que reseñar las dos
pilas de
agua bendita, de mármol blanco con taza negra del siglo XVII y las
vidrieras del segundo tercio del XIX. La sacristía se halla en el costado izquierdo de la cabecera de la
iglesia. Es un espacio rectangular cubierto con
bóveda de cañón que arranca de una sencilla cornisa. En el centro se encuentra una mesa de mármol rojo veteado en blanco, con pie central abalaustrado que se fija al suelo mediante base cuadrangular, realizada en el siglo XVIII. Desde la sacristía se accede a través de una
escalera al camarín de la Virgen de las Angustias.