Ayamonte, el sabor marinero de la última frontera. Ubicado en la frontera natural con
Portugal que establece el Guadiana y surcado por
playas de ensueño en su litoral, el municipio de Ayamonte atesora un rico patrimonio histórico y cultural que se concentra en un
casco antiguo de aires señoriales que lo convierten en uno de los
pueblos más bonitos de la provincia. Ayamonte tiene ese encanto especial propio de los pueblos fronterizos. Un
río, aunque sea el majestuoso Guadiana en su encuentro con el Atlántico, no es barrera suficiente para separar dos países que comparten mucho más que una península. Por sus
calles adoquinadas se mezclan el español y el portugués,
fruto de siglos de una
tradición marinera que ha forjado una identidad común y de la que aún quedan muestras en su zona portuaria, con
barcos pesqueros que van y vienen sin entender de fronteras, subastando sus capturas en la lonja. El Guadiana ejerce de nexo de unión y
espejo de los pueblos ribereños de uno y otro país. La
arquitectura de sus
casas encaladas, con
balcones enrejados y aire señorial, no son muy diferentes en Ayamonte y en Vila Real de
Santo Antonio y Castro Marim. O sus
plazas embaldosadas con grandes azulejos de motivos florales y representativos. Ni siquiera su gastronomía, con un protagonismo especial de los sabores del
mar en guisos y platos emblemáticos como la raya al pimentón, o su rica
repostería tradicional entre la que destaca la coca. Esta esencia mestiza de Ayamonte se une a otros muchos alicientes, como sus largas playas de arena fina, el rico patrimonio religioso de la localidad o el ambiente siempre animado de sus calles y
terrazas, que lo convierten en uno de los municipios más interesantes de la provincia de
Huelva. La visita es, por tanto, imprescindible. Os damos algunas claves sobre qué ver en Ayamonte.