Debido a su situación geográfica, las borrascas en los peores meses de
invierno suelen descargar grandes cantidades de
agua en poco tiempo originando a veces inundaciones y las ventiscas suelen ser también importantes. Sin embargo, estos acontecimientos son escasos durante el año y suelen empezar con tanta rapidez como terminan. Geológicamente los terrenos en los que descansa son en su mayoría del cuaternario, con escasas formaciones importantes. La estructura litológica de buena parte del municipio se debe en gran medida a las consecuencias del terremoto de Lisboa de 1755. Los materiales son relativamente jóvenes, pertenecientes al período terciario (plioceno), pliocuaternario y cuaternario y están constituidos fundamentalmente por gravas, arenas, limos y arcillas. Descansa sobre una zona de moderada actividad sísmica, entre la
placa africana y la euroasiática, subplaca ibérica. Gracias a que el terreno, arenoso, absorbe gran parte de la energía liberada por los terremotos los efectos no suelen ser graves. El municipio se encuentra comprendido en la zona de riesgo sísmico.