Igual que un vado, un impuesto de circulación o una fotocopia. La libertad que tienen los
ayuntamientos para imponer sus propios impuestos se traduce incluso en las
bodas civiles. Casarse en el
Ayuntamiento implica pasar por caja en la mayoría de los casos, además de adaptarse a unas medidas que, como en el caso de Almonte, impide que los novios se duerman en los laureles, porque el cronómetro para la utilización de las instalaciones municipales se para a los 60 minutos.
La costa occidental de
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