Viví en Cala desde los 9 hasta los 13 años. Ahora tengo 38 y viendo la foto de la ermita recuerdo los paseos hasta alli para la novena en septiembre con mis amigas, los atardecederes ocres del otoño, el frío intenso en otoño y las largas siestas del verano. Fui muy feliz en Cala, ojalá mis hijas pudieran contactar con la naturaleza como yo lo hacía allí.