La
iglesia inacabada, nueva o del
cementerio, de estilo neoclásico, comenzó a construirse en la periferia del casco urbano de la localidad debido al notable crecimiento experimentado por la población de
Castaño del Robledo durante el siglo XVIII. José Álvarez determinó las principales características de la construcción, interpretando posteriormente sus ideas y dando las trazas del
edificio Antonio Matías de Figueroa, asumiendo la dirección de las obras Januario José Longuinos Sánchez, vecino de la localidad, con Alonso Sánchez como maestro de obras. Su breve
historia constructiva comienza en 1784, quedando en 1794 paralizadas las obras definitivamente. El edificio quedó sin uso hasta mediados del siglo XIX en que empezó a utilizarse como cementerio, construyéndose numerosos nichos en las
capillas laterales y enterramientos en el suelo. Hacia 1940 se construyó un nuevo cementerio en la localidad, lo que motivó el desalojo del cementerio ubicado en el interior de la iglesia.