Un paisano chucenero internauta me pone de "chupa de dómine", junto al Ayuntamiento de Chucena y a mi hermano Antonio, sin yo comerlo ni beberlo, ni haber comprado velas para ese entierro. Soy Paco Correa. Admito que al atrevidillo chaval no le gusten nuestros escritos ni nuestros libros y hasta que se atreva con juicios de valor, aunque no los comparta. Con lo que no estoy de acuerdo, y me parece poco ético e inmoral, es con la acusación gratuita y el insulto, y más si se hece desde del desconocimiento o la mala uva: calumnia y ensucia, que algo queda. Si, como sospecho, este individuo es un nostálgico del antiguo y oscuro régimen, le puedo asegurar que sus insultos me saben a alabanzas y sus improperios me suenan a halagos. Existe una derecha moderada y democrática, que sin dejar de ser derecha, ocupa un sitio definido en la sociedad actual. Pero este fachismo ultra y cangrejero, que se escuda en la derecha más retrógrada y reaccionaria, pisa terrenos muy resbaladizos y se coloca en fuera de juego. Como no me conoce de nada, a no ser de vista, le aclararé un poco mis ideas, aunque no tenga por qué. Soy político, sí, pero apolítico. Le explico. Soy político, conforme a la máxima aristotélica, en cuanto me comprometo con la sociedad en que vivo e intento aportar mi modesto granito de arena desde mi casa, mi trabajo y mi comportamiento cívico. Pero me declaro apolítico porque no entro en la lucha de partidos ni me identifico con ninguna sigla, aunque respeto todas las que sean democráticas. Soy de izquierdas, pues sí. Pero también debo explicarlo. Me apunto al carro de las ideas que defienden el progreso de los pueblos y los valores de la solidaridad, la igualdad de derechos, la dignidad, el respeto a las diferencias, la libertad, etc. En este sentido admiro como modelos a muchas personas que caminan en esa dirección: Antonio Machado, García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Carlos Cano, ir Manuel Serrat, Diamantino García, Juan Bosco, Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, Martin Luther King, Rigoberta Menchú, Mahatma Gandhi, óscar Arnulfo Romero, la legión de miles de héroes de la cotidianidad comprometidos con la vida o voluntarios en oenegés... ¡ah! y Jesús de Nazaret. Los admiro porque cada cual en su lugar y tiempo remaron en pro de una sociedad más justa y solidaria. Jamás fue mi intención ofender ni hacer mal a nadie, al menos conscientemente. El Alcalde y las Concejalas fueron elegidas en su día democráticamente y gobiernan con aciertos y errores. Su eficiencia o ineficacia serán valoradas y muy pronto juzgadas por el tribunal de las urnas. De mi hermano Antonio, como le conozco bien, puedo decir que es la persona más coherente, generosa, honrada y buena que he conocido. ¿Qué he hecho por Chucena? Poquitas cosas: quererla, vivirla, proclamarla dondequiera me encuentre y escribir dos libros y algunos artículos sobre sus gentes y sus cosas. Me tomo la libertad de darle un consejo al intrépido internauta: que se atreva a pensar por sí mismo, que madure sus ideas y las defienda, pero que siempre respete y salve a las personas.