Llegué con tres meses de edad a Corteconcepción, donde permanecí hasta los nueve años, cuando a mi padre, funcionario, lo destinaron a otra localidad de la provincia de Huelva.
En aquel precioso pueblo, di mis primeros pasos, con gran oposición por mi parte, fui por primera vez a la escuela de niños bajo la atenta mirada de don Manuel Bermejo, el que con su vara de olivo me hubo de recordar en alguna ocasión lo que era vivir y comportarse en sociedad, recibí mi primera comunión y me iniciaron en el estudio y en la responsabilidad.
Por tantas y tantas gratas vivencias, llevaré siempre en mi memoria a ese querido pueblo, al que he visitado y recorrido sus calles en varias ocasiones desde mi ausencia, y al que si la naturaleza para unos, Dios para otros, me lo permiten, volveré a pisar.
En aquel precioso pueblo, di mis primeros pasos, con gran oposición por mi parte, fui por primera vez a la escuela de niños bajo la atenta mirada de don Manuel Bermejo, el que con su vara de olivo me hubo de recordar en alguna ocasión lo que era vivir y comportarse en sociedad, recibí mi primera comunión y me iniciaron en el estudio y en la responsabilidad.
Por tantas y tantas gratas vivencias, llevaré siempre en mi memoria a ese querido pueblo, al que he visitado y recorrido sus calles en varias ocasiones desde mi ausencia, y al que si la naturaleza para unos, Dios para otros, me lo permiten, volveré a pisar.