CORTEGANA.- Centinela de la Sierra.
águila imperial que, aferrada a los más alto, domina los más lejanos rincones y que se yergue poderosa para ser la última que al sol despide y la primera en recibirlo. Y coronándote de gloria sobre tu cabeza, la Virgen de la Piedad en tu castillo, como estrella destacando en el cielo serrano.
Pero para que tanta altura no te comunique el vértigo de su soberbio poderío, la humildad de San Antonio en su ermita y la de una de las materias que te dieron fama: el barro.
Barro que durante siglos modelaron tus alfareros para contener el más preciado de los tesoros serranos, el agua. Que de tus entrañas fluye allá por Carabaña.
Y al compensar aquella soberbia de tu altura con la humildad del fraile de Padua y de tu trabajo alfarero, sabes estar, con justeza y señorío, en el fiel de la balanza. O mejor, de la romana.
¡Loor a tí, Cortegana!
J.de.R.
águila imperial que, aferrada a los más alto, domina los más lejanos rincones y que se yergue poderosa para ser la última que al sol despide y la primera en recibirlo. Y coronándote de gloria sobre tu cabeza, la Virgen de la Piedad en tu castillo, como estrella destacando en el cielo serrano.
Pero para que tanta altura no te comunique el vértigo de su soberbio poderío, la humildad de San Antonio en su ermita y la de una de las materias que te dieron fama: el barro.
Barro que durante siglos modelaron tus alfareros para contener el más preciado de los tesoros serranos, el agua. Que de tus entrañas fluye allá por Carabaña.
Y al compensar aquella soberbia de tu altura con la humildad del fraile de Padua y de tu trabajo alfarero, sabes estar, con justeza y señorío, en el fiel de la balanza. O mejor, de la romana.
¡Loor a tí, Cortegana!
J.de.R.