
Acababa la noche de golpear en la ventana.
Pronto el eco de unos pasos inundará la escalera
tras un perfume evanescente y caduco.
El abundante cabello gris parece oprimir, bajo el baño
de laca, gramos de una sensatez avergonzada.
El profesor de literatura se limita a seguir
el camino que le dibuja la luna
mientras agradece los besos del aire del Norte.
¿Cuántas noches como ésta se perdieron?
Creyó que la indecisa luz y los espesos bucles,
que trazaba en aquel local de moda el tabaco,
lo protegían.
Los grandes ojos verdes de la alumna
sólo pudieron ver a un fantasma alejarse.
Mañana, en clase, oiría al viejo profesor
hablar de poesía, de miedos, y de cofres de hierro
donde se guardan bajo llave
corazones de cristal.
Pronto el eco de unos pasos inundará la escalera
tras un perfume evanescente y caduco.
El abundante cabello gris parece oprimir, bajo el baño
de laca, gramos de una sensatez avergonzada.
El profesor de literatura se limita a seguir
el camino que le dibuja la luna
mientras agradece los besos del aire del Norte.
¿Cuántas noches como ésta se perdieron?
Creyó que la indecisa luz y los espesos bucles,
que trazaba en aquel local de moda el tabaco,
lo protegían.
Los grandes ojos verdes de la alumna
sólo pudieron ver a un fantasma alejarse.
Mañana, en clase, oiría al viejo profesor
hablar de poesía, de miedos, y de cofres de hierro
donde se guardan bajo llave
corazones de cristal.