Buenas noches amigos.
CASTILLEJA: No te desesperes. Pregúntale a EMIGRAO a qué dirección de correo de HR debes enviar tu solicitud de Alta. Yo no me recuerdo. Y si no, llamas al 959 15 42 42, y le preguntas a quien esté en el control. Tal vez Conchi también lo recuerde.
MARÍA LUISA: ¿Sigues en Alcobendas o estás en Zufre? Mi huerto, ya que le comentas a Marian, te diré que le tengo puesto el riego por goteo. Cuesta trabajo instalarlo cada año, pero una vez colocado, basta con abrir el grifo.
Deja que tu padre vaya a su huerto mientras pueda, que eso le da vida, no te quepa la menor duda. Una mente ociosa no acarrea nada bueno.
ANTONIO ESCUDERO: El cantaor ¿cómo se llamaba, el Cojo ‘Huerva’, o el Cojo Málaga? Como pises un chino, me parece que empezarás a cantar ay, ay, ay.
¡Qué recuerdos de infancia me trae el Corpus en El Cerro, con las calles llenas de uncia (así le llamábamos), donde, una vez pasada la procesión, hacíamos montones para revolcarnos en ella. También hacíamos unas especies de látigos, que después restallábamos.
Hablando de procesiones y temas religiosos, aquí dejo estos versos de un hombre ajeno a esos temas.
LA MEJOR ORACIÓN
Cuentan de un hombre que un día
a la iglesia fue a rezar,
para dar gracias a Dios
por un hecho singular.
Se arrodilló ante su Cristo,
sin saber cómo empezar.
Nunca leyó el Catecismo,
y tampoco usó Misal.
A misa nunca asistió,
ni se confesó jamás.
De evangelios no sabía,
ni que existieran quizás
Dándole vueltas al tema,
sólo dijo: “Aquí está Juan”
Y entabló conversación
con la imagen del altar.
“Yo vengo a darte las gracias
por el favor que me has.
El pagártelo no puedo,
ya sabes que no tengo ná.”
"Me lo comentó un amigo,
me dijo: ‘ vete pallá,
que en ese edificio grande,
quien puede ayudarte está’.
"Aquí vine yo una tarde,
y no te pude encontrar,
y murmurando mi pena
a mi casa fui a llorar".
"Imagino no se puede
en esta casa fumar.
Pero echemos un cigarro,
de conversación no más".
"Al cabo de poco tiempo,
(¿se puede uno sentar?),
digo que pasado un tiempo,
mi niño empezó a sanar".
"Los médicos no encontraron
remedios para su mal.
¿Pero tú cómo lo has hecho?
¿Magia, por casualidad?"
"No has ido ni a visitarle,
ni sabes su enfermedad,
y sin yo hablar contigo
le sabes cómo curar".
"Pues, como te iba diciendo,
mi niño jugando está.
Y yo he cogido el camino...,
y te vengo a visitar".
Se oyó una voz muy profunda,
venida del más allá,
que le dice con amor
y serena majestad:
“A tu hijo lo ha curado
tu propia sinceridad
al pedirme que lo hiciera
con tanta fe y humildad”
"uedes marcharte tranquilo,
que aunque no sepas rezar,
fue la mejor oración"
que yo he escuchado jamás.
MATIAS: ¿Cuándo te vas a animar a escribir algo?
Un abrazo para todos. Agur.
CASTILLEJA: No te desesperes. Pregúntale a EMIGRAO a qué dirección de correo de HR debes enviar tu solicitud de Alta. Yo no me recuerdo. Y si no, llamas al 959 15 42 42, y le preguntas a quien esté en el control. Tal vez Conchi también lo recuerde.
MARÍA LUISA: ¿Sigues en Alcobendas o estás en Zufre? Mi huerto, ya que le comentas a Marian, te diré que le tengo puesto el riego por goteo. Cuesta trabajo instalarlo cada año, pero una vez colocado, basta con abrir el grifo.
Deja que tu padre vaya a su huerto mientras pueda, que eso le da vida, no te quepa la menor duda. Una mente ociosa no acarrea nada bueno.
ANTONIO ESCUDERO: El cantaor ¿cómo se llamaba, el Cojo ‘Huerva’, o el Cojo Málaga? Como pises un chino, me parece que empezarás a cantar ay, ay, ay.
¡Qué recuerdos de infancia me trae el Corpus en El Cerro, con las calles llenas de uncia (así le llamábamos), donde, una vez pasada la procesión, hacíamos montones para revolcarnos en ella. También hacíamos unas especies de látigos, que después restallábamos.
Hablando de procesiones y temas religiosos, aquí dejo estos versos de un hombre ajeno a esos temas.
LA MEJOR ORACIÓN
Cuentan de un hombre que un día
a la iglesia fue a rezar,
para dar gracias a Dios
por un hecho singular.
Se arrodilló ante su Cristo,
sin saber cómo empezar.
Nunca leyó el Catecismo,
y tampoco usó Misal.
A misa nunca asistió,
ni se confesó jamás.
De evangelios no sabía,
ni que existieran quizás
Dándole vueltas al tema,
sólo dijo: “Aquí está Juan”
Y entabló conversación
con la imagen del altar.
“Yo vengo a darte las gracias
por el favor que me has.
El pagártelo no puedo,
ya sabes que no tengo ná.”
"Me lo comentó un amigo,
me dijo: ‘ vete pallá,
que en ese edificio grande,
quien puede ayudarte está’.
"Aquí vine yo una tarde,
y no te pude encontrar,
y murmurando mi pena
a mi casa fui a llorar".
"Imagino no se puede
en esta casa fumar.
Pero echemos un cigarro,
de conversación no más".
"Al cabo de poco tiempo,
(¿se puede uno sentar?),
digo que pasado un tiempo,
mi niño empezó a sanar".
"Los médicos no encontraron
remedios para su mal.
¿Pero tú cómo lo has hecho?
¿Magia, por casualidad?"
"No has ido ni a visitarle,
ni sabes su enfermedad,
y sin yo hablar contigo
le sabes cómo curar".
"Pues, como te iba diciendo,
mi niño jugando está.
Y yo he cogido el camino...,
y te vengo a visitar".
Se oyó una voz muy profunda,
venida del más allá,
que le dice con amor
y serena majestad:
“A tu hijo lo ha curado
tu propia sinceridad
al pedirme que lo hiciera
con tanta fe y humildad”
"uedes marcharte tranquilo,
que aunque no sepas rezar,
fue la mejor oración"
que yo he escuchado jamás.
MATIAS: ¿Cuándo te vas a animar a escribir algo?
Un abrazo para todos. Agur.