Imagen de la
Virgen en su camarín, el
retablo se inauguró de forma oficial en 1999 y en el año 2006 queda totalmente terminado.
Leyenda: En el siglo XV, un hombre que había salido a
cazar o apacentaba
ganado, hallándose en el término de la Villa de
Almonte, en el sitio llamado de La Rocina cuyas malezas le hacían impracticable, advirtió por el ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa. Entró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de la Virgen, hallazgo tan precioso como no esperado, sacó en sus hombros la soberana imagen a
campo descubierto. Pero como fue su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, se quedó dormido a causa del cansancio y fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido, salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la imagen en el lugar que el hombre les había referido. La sacaron entre las malezas y la pusieron en la
iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña
ermita de diez varas de largo, y se construyó el
altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas.