Prolonga la línea férrea de Riotinto desde la
estación de la Compañía en
Huelva y enlaza con la estación de MZA, posteriormente de RENFE. Desde la primera estación partía un tramo de 238 metros sobre un terraplén de tierra con
vía única cimentada sobre hormigón y ladrillo; a continuación, durante 225 metros, se elevaba sobre un
viaducto de madera sobre
pórticos pareados. A partir de este punto se alza sobre grupos de dobles hileras de cuatro pilares de fundición (30 grupos o 60 hileras de cuatro pilares). Al adentrarse en el
río se mantiene unos 200 metros en dirección ortogonal a la orilla para formar después una amplia curva de 200 metros de radio y culminar en un nuevo tramo recto orientado en el sentido de la corriente y las mareas (unos 170 metros). En total este tramo metálico tenía 577,6 m (en 1974 se destruyeron unos 50 metros del mismo). Sobre este tramo recto final se situaba hasta 1990 el embarcadero de madera con estructura separada de la metálica y una longitud aproximada de 200 metros. Tipológicamente es un ejemplo de
arquitectura o ingeniería industrial y, concretamente, un muelle ferroviario de usos múltiples. Su principal utilidad, que justificó su construcción, fue la de ser cargadero de mineral de cobre, y para ello adoptó el avanzado sistema de embarque por gravedad, pero, además, fue muelle de mercancías posibilitando la carga y descarga de las mismas mediante grúas. El muelle de la Compañía de Río Tinto, o «muelle del Tinto» como es conocido en Huelva a pesar de que está sobre el río Odiel, tenía dos plataformas. Por la plataforma superior circulaban los
trenes de minerales y por la inferior los de mercancías. Según el punto de su recorrido existían una, dos o tres
vías férreas en sus distintos niveles. La primera parte elevada del muelle, aún en tierra, está realizada por completo en madera con pies derechos y vigas de gran sección arriostradas diagonalmente formando pórticos que se agrupan de dos en dos (veinte pares, siete de ellos de mayor anchura con tres vanos). Sobre las jácenas de estos pórticos descansan zapatas y durmientes que reciben la carga de las largas vigas longitudinales; sobre estas últimas apoyaban los raíles y se clavaba la tablazón del firme que a su vez se cubría con balasto.