Mujeres sacrificadas que mientras sus maridos se embarcan para arrancar los frutos que la mar nos ofrece, ellas crían y educan a la prole, trabajan en las conserveras o en el huerto, calcetan o trabajan para otros, y sufren como ninguna la ausencia del marido lejos de sus casas en mareas tan arriesgadas y de tarde en tarde lamentan la perdida de su pareja lejos de sus casas. Para ella mi reconocimiento.