LA NAVA: PARALELISMO ENMUDECIDO Silencio, quietud, soledad......

PARALELISMO ENMUDECIDO

Silencio, quietud, soledad...
Son las sensaciones que transmite la visión de esta fotografía. Y que, en este caso, son atributos de muerte. Si acaso, las rompe sólamente el vuelo de algún moscardón o los crujidos esporádicos de los raíles que, aquí o allá, se desperezan alterados por la dilatación.
Y no hay más.
Andenes muertos, a los que sólo barre el viento, testigos mudos de algún que otro tren, rápido y vacío, que pasa...
Andenes que, en otro tiempo, bullían de vida cuando paraban aquellos lentos trenes de vapor de frenos chirriantes, cuyos penachos de humo riñeron más de una vez ---Luis Chamizo en el recuerdo--- con las ramas de esas encinas que los enredaban. Y que iban lentos, sí, pero repletos de ilusiones y sentimientos transportados.
Ya no brillan los raíles como antes, pulidos por el paso frecuente de ruedas sobre ellos. La huella que ahora permanece es la de la inactividad casi constante que delata el óxido que los va cubriendo lentamente.
Trenes que pasaron. Tiempo que pasó. Y como recuerdo, el vacío, el silencio... La vida que se fue vía adelante hacia quién sabe dónde...
Moderna mampara solitaria donde antes estuvo la estación, y ya sin la campana ni aquel reloj de doble esfera en ángulo en cuya superficie rezaba: "NIOT-París". ¿Ya para qué? Si no hay nadie a quien avisar ni tiempo que medir.
Tiempo que se ha parado en un silencio insondable, agobiante, eterno...
Si hasta resulta que, por ironía del encuadre fotográfico, el poste telefónico del fondo parece la cruz que remata ese catafalco, símbolo de muerte y soledad, que remeda el apeadero.

Porque allí está, realmente, la tumba de aquella vieja estación de tantas vivencias y cuya inscripción ---LA NAVA DE HUELVA--- guardo como reliquia.
-Juan Domínguez-.