La
Virgen de los Milagros, también conocida como
Santa María de
La Rábida, es la patrona del
monasterio y de
Palos de la Frontera. La imagen de la Virgen es una
escultura de alabastro de pequeño tamaño (unos 54 cm), fechada en el siglo XIV. Es una muestra del
gótico francés, concretamente del manierista y elegante estilo normando, que imprime en la figura una singular curvatura, de manera que cambia de aspecto según se varíe la perspectiva desde donde se contemple. La Virgen de los Milagros o Santa María de la Rábida es una imagen religiosa católica que se venera en el Monasterio de La Rábida de la ciudad de Palos de la Frontera. La ciudad de Palos de la Frontera es un municipio español situado en la provincia de
Huelva (
Andalucía). En el año 2018 contaba con 11.112 habitantes (INE) y una densidad de población 225,40 hab/km². El alabastro, palabra que proviene del latín alabastrum, es una variedad de sulfato de calcio, del aljez o de
piedra de yeso que se presenta bajo forma compacta, contrariamente a la selenita, que es una variedad fibrosa. Su nombre proviene del griego antiguo αλάϐαστρος («alabastros»), que designaba una vasija sin asas, pues el alabastro era utilizado para elaborar vasijas de perfume sin asas.
Arte gótico es la denominación historiográfica del estilo
artístico que se desarrolló en Europa Occidental durante la Edad Media tardía, desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento, y bien entrado el siglo XVI en los lugares donde el gótico pervivió más tiempo. Se trata de un amplio período artístico, que surge en el norte de
Francia y se expande por todo Occidente. Según los países y las regiones se desarrolla en momentos cronológicos diversos, ofreciendo en su amplio desarrollo diferenciaciones profundas: más puro en Francia, más horizontal y cercano a la
tradición clásica en
Italia, con peculiaridades locales en Flandes,
Alemania, Inglaterra y
España. Manierismo es la denominación historiográfica del periodo y estilo artístico que se sitúa convencionalmente en las décadas centrales y finales del siglo XVI, como parte última del Renacimiento. Su caracterización es problemática, pues aunque inicialmente se definió como la imitación de la manera de los grandes maestros del Alto Renacimiento, posteriormente se entendió como una reacción contra el ideal de belleza clasicista y una complicación laberíntica tanto en lo formal como en lo conceptual, que prefigura el "exceso" característico del Barroco. Por otro lado, también se identifica el Manierismo con un arte intelectualizado y elitista, opuesto al Barroco, que será un arte sensorial y popular. Considerado como una mera prolongación del genio creativo de los grandes genios del Alto Renacimiento por sus epígonos, el Manierismo fue generalmente infravalorado por la crítica y la historiografía del arte como un estilo extravagante, decadente y degenerativo; un refinamiento erótico y una "afectación artificiosa" cuya elegancia y grazia no fue apreciada plenamente hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a ver de forma positiva incluso su condición de auto-referencia del arte en sí mismo.