El cabezo de la Corta es visto desde casi todos los lugares de
la Zarza y sus aledaños. Es como la corona que posa sobre la cabeza de un rey. Hasta su
color destaca sobre el resto del
paisaje.
A veces solía subir a jugar con mi
amigo de infancia Ginés
Puente, que también marchó de allí hace muchisimos años.