LA BELLA. "!Dios mío, qué sensaciones cuando en la calle la veo lloviéndole el vitoreo de las gargantas leperas...! ¡Los vivas, piropos y rezos, las lágrimas y el embeleso del pueblo que la venera...! Me aflojo y me acoquino, se me derriten los huesos convirtiéndome en un beso que hasta su imágen camina, mientras me quedo alelado, escondido, acobardado y arrugado en una esquina. Sólo el verla me enajena con una fuerte emoción que la lengua me enmudece, y allí me quedo clavado, tembloroso enamorado ... (ver texto completo)