En este recinto romero, ya completo con la Señora en la
ermita, es dónde de verdad se contempla la belleza de
Lepe. Esa belleza todo lo invade, el
paisaje, el templo y su gente y hasta a la
Vírgen, ese día, se le cambia el gesto... O lo parece, y todo el mundo chorrea
felicidad. ¡¡Ole!!