Nací en Cortegana, lo se porque me lo dijeron, fué un día 1 de un frío mes de Enero,
Sierra bendita, donde al mundo me trajeron, miré a esa
carretera de Almonaster, a sus espaldas Cabezo de
Santa Bábara, con sus verdes
castaños y algún
olivo perdido, vegetación entremezclada, como "capote de paseillo" verde esperanza y gris perla, era bello, tan bonito, que La Piedad lo desea como
manto béndito, allí que cantaba la perdíz, tambien canta el grillo, la chicharra que no para y no molesta al chíquillo.
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