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LINARES DE LA SIERRA: ESCULTOR: ¿De que escuela fuistes? ¿de Ruíz de Gijón?...

ESCULTOR:

¿De que escuela fuistes? ¿de Ruíz de Gijón? ¿de Martinez Montañez? ¡No! solo fuí un caballo nácido en Almonaster, de la cuadra de Báones, que buena raza es, fuí caballo español, de capa torda vinatero, mi color no lo se muy bien, ¡Yo si lo se Escultor! pués más no te pude querer, aúnque fuistes un caballo, tu me querías tambien, eras elegante en fiestas, cuando llegaba San Juan, te rizaba la crín, la cola tambíen, te lavaba Escultor para aumentar tu explendor, eras de alzada alta, fino y fuerte a la vez, como presumía yo aquella tarde que en tu lomo me monté, ibas guapo como siempre, pisabas el redondel de la plaza de Linares, ¡novillada sin importancia! ¡de noveles! pero para pedir las llaves yo a tí te engalané, ¡pobre de mí! Escultor, que mal quedé, todos te miraban a tí y preguntaban después ¿quíen lo montaba? ¡que más da! ¡no lo se! creo que un sobrino del dueño, ¡pero para montar a Escultor, no se necesita saber! . Ese bracear despacio, alzando sus manos acompasadas, que más que pisar parecía flotar, que volabas Escultor, suave sin pisar el redondel, no levantabas ni polvo, ni partias piedras que pisabas, lo tuyo solo era elegancia, sencillez.
Recuerdo, cuando eras más joven, y en la sierra de Linares empezaba a atardecer, esa silueta tuya, cuando el sol se empezaba a poner, ese fondo naranja y tu estampa ante él, ¡Que bonito Escultor! parecía un dibujo de Martinez de León, más bien un Romero de Torres, el que pintó a la mujer morena y génio universal fué.
Pero pasó el verano, seco, no muy caluroso, la verdád esa es, ya estabas mal Escultor, y entrado el mes de Septiembre, nada se pudo hacer, te eschaste a descansar allá arriba en Valle Silo, y así te recordaré, como si estuvieses dormido soñando Escultor, con aquella tarde torera, que yo te engalané, en él tú triunfastes Escultor, sin enfrentarte a nadie de tu especie, solo a los de la mía, que alma decimos tener, y algún día desde el Cielo, yo te esperaba ver, pero el otro día Escultor, que mala suerte la mía, mis ojos se tuvieron que humedecer; una pala maldita, te molestaba ese sueño tuyo, que era mío tambien. Tu has seguido dormido, soñando con Valle Silo, San Gíl, que hoy arde tambien, yo he despetado Escultor, y te he tenido que ver, he llorado por ti, pero la vida así es.
Recuerdo tu capa torda vinatera, que como manto de la Viegen bordado parecía ser.
Recuerdo aquella tarde torera, ¡Escultor! ¡Cuando yo te engalané!

El Poeta.