De origen remoto y etimología confusa (Marzaga era un salario de trabajadores forestales) se encuentran sus primeras referencias a comienzos del siglo XIV cuando Alfonso XI, tras segregarlas de
Niebla, entrega las barrancas de
Mazagón a Alonso Jofre Tenorio, en aquellos tiempo Terrateniente de la costa de
La Rábida y Señor de
Moguer.
Mazagón, que formaba parte de la inmensa duna que desde
Huelva se extendía al Guadalquivir, mantenía a principios de siglo numerosos puestos de carabineros (policía fiscal de la costa) y, algo más tarde, con el desarrollismo de los años veinte, se inicia una importante repoblación forestal que nos ha legado un bosque de
pinos piñoneros de indudable valor ecológico y el conocido poblado forestal, destino de su
Romería, y visita obligada que nos abre a los médanos,
altares de la vista y el gozo sobre la
playa.
La
pesca y su situación estratégica en la entrada del
puerto de Huelva determinaron su primer poblamiento y nos ha dejado el
Faro y la
Casa y el Muelle del Vigía, a la vanguardia de la ría, y hoy símbolos de nuestra
arquitectura. La Casa del Vigía, está certificada, como la primera construcción de hormigón de la
historia en la provincia de Huelva.
La riqueza de sus bosques, su pintoresca
fauna, que comparte con la vecina Doñana, la riqueza y variedad de la pesca, la infraestructura incomparable de su Puerto Deportivo y la calidad de sus
playas, que sistemáticamente reciben
Bandera Azul, convierten el Mazagón de hoy en un destino turístico pujante, y en un lugar, idóneo para vivir, en armonía con el medio ambiente y ciudadano al mismo tiempo.