Durante siglos influyó en la vida social, económica, cultural y religiosa de la comarca. Sus patronos, los Portocarrero, estuvieron íntimamente ligados a él; de hecho, algunos miembros femeninos de su linaje ingresaron en la comunidad monacal, y la
iglesia conventual fue panteón familiar. La fama y el prestigio alcanzados por el
monasterio lo convirtieron entre los siglos XIV y XVII un foco de expansión de otros
conventos de la misma Orden en
Andalucía. Del monasterio de
Moguer partió Sor Inés Enríquez con dos religiosas para acompañar a María Coronel en la fundación del
convento de
Santa Inés de
Sevilla, en el año 1374. También, propició la reforma del convento de Santa Clara de
Córdoba gracias a Sor Catalina de Figueroa, Sor Isabel Pacheco y Sor María de
Toledo, hija de los condes de la Puebla, sucediendo lo mismo al convento de Santa Clara de
Jaén.
foto 2 Túmulo sepulcro de los primeros Señores
12345
El Monasterio de Santa Clara de Moguer fue declarado
Monumento Nacional en 1931 e incluido dentro del conjunto histórico-
artístico “Lugares Colombinos”.
Se han realizado importantes intervenciones para la sostenibilidad del conjunto
monumental, así como en su promoción cultural con el fin de establecer un diálogo entre la fe y la cultura contemporánea. Pertenece al Obispado de
Huelva.
El Monasterio de Santa Clara de Moguer es uno de los ejemplos más importantes de la
arquitectura mudéjar en Andalucía Occidental, con cerca de diez mil metros cuadrados de extensión.
Fue fundado en 1337 por Don Alonso Jofre Tenorio, Almirante Mayor de Castilla, y su mujer Elvira Álvarez, primeros señores de Moguer -por donación de Alfonso XI en 1333-, para monjas Franciscanas Clarisas.
Vista de Moguer de 1795
El monasterio se construyó en un zona próxima a la villa, denominada “
Campo de Santa Clara”, integrándose en el casco urbano gracias a la nueva tendencia urbanística iniciada a finales del S. XV y al auge demográfico de la población. Durante siglos influyó en la vida social, económica, cultural y religiosa de la comarca. Sus patronos, los Portocarrero, estuvieron íntimamente ligados a él; de hecho, algunos miembros femeninos de su linaje ingresaron en la comunidad monacal, y la iglesia conventual fue panteón familiar.
La fama y el prestigio alcanzados por el monasterio lo convirtieron entre los siglos XIV y XVII un foco de expansión de otros conventos de la misma Orden en Andalucía. Del monasterio de Moguer partió Sor Inés Enríquez con dos religiosas para acompañar a María Coronel en la fundación del convento de Santa Inés de Sevilla, en el año 1374. También, propició la reforma del convento de Santa Clara de Córdoba gracias a Sor Catalina de Figueroa, Sor Isabel Pacheco y Sor María de Toledo, hija de los condes de la Puebla, sucediendo lo mismo al convento de Santa Clara de Jaén.
Los fundadores y sus sucesores, los Portocarrero, enriquecieron el patrimonio económico del monasterio con donaciones y exenciones, propias del aquel tiempo.