Tendría 13 años la primera vez que fui a Nerva. Me llevó mi abuelita, Antonia Iglesias Ramos, fallecida la víspera de Reyes de 1974. Allí conocí a mis primas Mariló, Isa-Loly, Pepi y Fanny, de las que guardo mucho cariño en el corazón y un recuerdo vago en la memoria, aunque a Mariló la vi años más tarde durante la estancia con su marido en Motril por motivos laborales. Me dijo que Pepi vivía en Ayamonte.
De Nerva recuerdo subir a un cerro que había frente a la casa de mis primas y desde donde creo recordar se divisaba allá abajo el río Tinto. Recuerdo una historia de tesorillos de monedas enterrados en su mole. Siempre me digo que un día iré allí, al pueblo de mi abuela y mis primas, y me tomaré unos piñonates que tanto me gustaban en el bar que había en el cruce de la carretera y donde paraba el autobús en el Castillo de las Guardas. Espero cumplirlo pronto. Un saludo muy cariñoso a todas las personas de Nerva, pero en especial a mis primas y tios.
De Nerva recuerdo subir a un cerro que había frente a la casa de mis primas y desde donde creo recordar se divisaba allá abajo el río Tinto. Recuerdo una historia de tesorillos de monedas enterrados en su mole. Siempre me digo que un día iré allí, al pueblo de mi abuela y mis primas, y me tomaré unos piñonates que tanto me gustaban en el bar que había en el cruce de la carretera y donde paraba el autobús en el Castillo de las Guardas. Espero cumplirlo pronto. Un saludo muy cariñoso a todas las personas de Nerva, pero en especial a mis primas y tios.