Niebla, que fue reino de taifas, aunque luego descendió a condado, tiene una
historia sangrienta que abarca las guerras de Escipión y los avatares de lugar estratégico en tiempos de visigodos y bizantinos. Los almorávides la dotaron con un espléndido recinto murado, de los más antiguos de Europa. En el siglo XII el reino de Niebla extendía sus dominios por el Algarve portugués. Se cree que fueron los ligures quienes fundaron la ciudad. Luego la tomaron los cartagineses y más tarde los
romanos. Se llamó progresivamente Ilipula, Ilipla y Lepla. Durante el período musulmán fue cabeza de una de las 26 coras en las que estuvo dividida Al-Ándalus. Los árabes la ocuparon hacia el año 712, designándola capital de una Cora o provincia, la de Lebla al-Hamra. En los años 843 y 859 Lebla sería saqueada por los vikingos procedentes de Normandía. Décadas después nació allí Walabonso y María, hijos un matrimonio de las dos religiones, que fueron ajusticiados en
Córdoba; son los patronos de Niebla.