En la actualidad, el recinto fortificado es el más completo e importante de los que se conservan en
España. Ha sido destruido y reedificado varias veces, especialmente durante la época musulmana. Casi toda la obra que se conserva en la actualidad se puede fechar durante el dominio almorávide, hacia 1330. El último rey de
Niebla, Aben-Mahfot, antes de la venida de las tropas cristianas sobre Niebla y como medida de precaución, volvió a edificar el recinto por completo, dejándole las cinco
puertas que, actualmente, tiene la
muralla. Las
murallas y
torreones cubren una extensión de 16 hectáreas con una altura máxima de 16 metros. Su perímetro aproximado es de 2 Kms. de longitud, en el que se reparten 48
torres cuadradas, 5 rectangulares, que albergan las diferentes puertas: de
Sevilla, del Socorro, del
Agua, del Buey y del Embarcadero. Por último, cuenta con dos torres octogonales en el frente de levante. La mayor parte de este recinto abarca la zona del embarcadero o desembarcadero, conformándose con la silla/sillarejo, sobre el que se superponen tramos de tapial del recinto posterior de la tapia. En la zona localizada en el talud que mira al
río, parte de su cubrición pétrea ha desaparecido, dejando al descubierto diversos niveles arqueológicos. Las murallas han sido declaradas
Monumento Nacional. No existen rastros visibles del recinto
romano de la Ilipla; no obstante, la existencia de sillares almohadillados dejan ver la factura
romana en la base de la
Puerta de Sevilla, así como los restos en los que se apoya el tramo de tapial de la zona denominada Callejón de la Ollita, y los documentos hallados en la antigua
calle Calvo Sotelo. La muralla romana debía estar conformada por sillares y mampuestos trabados, con torres macizas situadas a intervalos regulares.