Torre del oro: Situada en el vértice oriental del recinto
amurallado, ha estado prácticamente derruida hasta tiempos recientes, en los que ha sido reconstruida. La leyenda cuenta que sus hermosas
campanas de oro se encuentran en el fondo del
Río Tinto.
Puerta de
Sevilla: Conserva aún cierto sabor
romano; pese a que la mayor parte de la construcción es árabe. Se denomina “de Sevilla” porque se abre al
camino que conduce a dicha ciudad y al rico aljarafe que la rodeaba. Puerta del
Agua: Es de estilo almohade- mudéjar. Las hipótesis sobre su nombre son varias: Para unos, éste se debe a su cercanía al río, y para otros, se debe a que por dicha puerta era por donde se canalizaba el agua para abastecer la ciudad. Puerta del Agujero: El
arco que da paso al interior del recinto amurallado llamado “ del agujero”, no es una auténtica puerta de la
muralla como las mencionadas anteriormente. Dicho arco debió formar parte del antiguo arce o ciudadela
romana como su estilo evidencia. Hoy puede contemplarse con una escalinata de reciente construcción que nos conduce hacia el interior de la ciudad fortificada. Puerta del Buey. Es de estilo almohade-mudéjar. Esta puerta es una de las más hermosas del recinto, por su ubicación frente al río. También es uno de los puntos más sugerentes por la leyenda que circula en torno a éste, y de la que tomó su nombre. Se cuenta que durante el sitio de
Niebla por las tropas de Alfonso X el Sabio, Aben-Mafot, último Rey de Niebla, tras varios meses de asedio y escaseando los víveres dentro de la ciudad, hizo salir un buey cebado por dicha puerta para hacer pensar a las tropas que aún contaban con una gran provisión de alimentos. Sin embargo, esta estratagema no dio resultado y los cristianos conquistaron finalmente la ciudad.