Aunque mermado por los avatares de su
historia,
Niebla posee un rico patrimonio que ha heredado de culturas muy diversas con el paso de los siglos. Su estampa más famosa son sus
murallas almohades de origen tartésico, el mayor recinto de este tipo en Europa y el mejor conservado.[cita requerida] Toda la villa intramuros ha sido declarada conjunto histórico
monumental. Actualmente el
ayuntamiento está regenerando la rivera fluvial del
río Tinto con
pasarelas que en ocasiones pasa por encima de las
aguas del Tinto. Cercanos a Niebla se encuentran los dólmenes de su época prehistórica, como el de Soto, actualmente en término de la vecina
Trigueros, y restos neolíticos en la zona de Los Bermejales. De época
romana conserva restos (no fáciles de encontrar) de numerosas construcciones como su calzada, un
acueducto y unas
termas, así como la base de muchos paños de su
muralla, donde se aprecia la traza romana. Un dolmen, que en bretón quiere decir ‘mesa grande de
piedra’, es una construcción megalítica consistente, generalmente, en varias losas (ortostatos) clavadas en la tierra en posición vertical y una o más losas, a modo de cubierta, apoyadas sobre ellas en posición horizontal. El conjunto conforma una cámara y está rodeado en muchos casos por un montón de tierra de sujeción o
piedras que cubren en parte las losas verticales, formando una colina artificial o túmulo, distinguible como marca funeraria.