Los recintos protohistóricos: La localización de al menos dos recintos prerromanos es un logro de la investigación arqueológica. El más antiguo aparece en la zona del Desembarcadero como una
muralla de mampuestos a seco en talud que se apoya directamente sobre el sustrato estéril de calcarenitas, las cuales en forma de
balcón sobre el
río le sirven de sostén. Sobre este muro conocido, en unos pocos metros solamente, construido entre el periodo orientalizante y el turdetano, aparece un
monumental pie de
amigo con sillares ciclópeos y mampuestos más pequeños a seco que aumentan el grosor del anterior, conformándose como muro de retención de un amplio frente sobre las calcarenitas en forma de superficie ataludada. En su parte superior se han documentado su continuidad como muro defensivo de casamatas, tal vez perimétrico, que tiene precedentes orientales. Ambos muros conforman uno de los ejemplos más interesantes de la poliorcética de los siglos IX-V a. C., quizás el único caso tan bien conservado del SW peninsular.