También es interesante que en dicho documento no aparezca claramente el tramo de barbacana que actualmente cierra el perímetro del alcázar por sus lados N y E, por lo que sin duda construido con posterioridad para su defensa durante las guerras con los portugueses, ya que esta nueva barbacana, con planta quebrada y muros en talud, responde a las leyes de la poliorcética que se harán imprescindibles con las nuevas armas de artillería a partir del citado siglo XVII, muy bien representada en las fortalezas fronterizas erigidas al E del
río Guadiana. En su trazado aparecen dos sótanos superpuestos para alojar piezas de artillería en el primero y como almacén en el segundo, que deberá quedar parcialmente soterrado o delante de un foso que complementaba la defensa del alcázar. Las nuevas obras de restauración que se realizan en estas permitirán instalar en ellos parte del futuro
Museo de la Ciudad de la Pólvora. En la fortaleza hay que resaltar las dimensiones de la base de su
torre del
homenaje, que con lógica fue tenida como la segunda en altura de
Andalucía antes de su destrucción en 1755 por un terremoto, y los daños posteriores hechos por las tropas francesas en 1812, que al mando del Mariscal Soult se había hecho fuerte en la ciudad, al volar el polvorín que habían situado en ella (AMADOR DE LOS
RÍOS, 1891), cuando es sitiada por el General Lacy al servicio de la corona española.