En este
edificio religioso se aunan dos estilos contrapuestos que lo dotan de una estética bella, a pesar de su austeridad. El primero de ellos fue mezquita, tal vez también con cinco naves originales y una sexta posterior, así como alminar. De este periodo se conserva gran parte de los muros laterales, con el mihrab en el muro de la quibla y otro hueco donde se guardaba el alminbar, que era un
púlpito de madera móvil desde donde se predicaba. También se conserva el arranque de los
arcos que daban paso al sahn, las galerías orientales, y los canes del
alero de cubierta. Tras la conquista cristiana en un primer momento se elevó y reforzó al alminar para que soportase el peso de las
campanas, cubriendo la estructura anterior. Con posterioridad, tal vez en el siglo XV, se derribaron los arcos de las naves centrales y se construyó una
iglesia de planta de tres naves de mayor altura y
ábside gótico-mudéjar de gran trazado, con
bóveda estrellada, que se terminaría en 1515. Durante la guerra civil española se quemó un interesante artesonado mudéjar.