Fue en 1262 durante un asedio de nueve meses con el que Alfonso X el Sabio conquistó y sometió a la ciudad. Y ya en 1369 pasó a convertirse en el Condado de
Niebla a favor de la
Casa de los Guzmanes, lo que marcó el inicio de su segunda etapa dorada y el origen de la actual comarca del Condado onubense. Niebla es una ciudad
museo. No en vano, toda la villa intramuros fue declarada conjunto histórico
monumental hace ahora 33 años. De su pasado
romano destaca el
puente sobre el
río Tinto, una construcción que se encuentra a la entrada de la población y que todavía muestra elementos
romanos que se conservan de forma íntegra. De su etapa árabe destacan, por encima de todo, las imponentes
murallas que encierran por completo la ciudad; unas murallas almohades de origen tartésico que constituyen el mayor y mejor conservado recinto árabe
amurallado de Europa. Bien conservadas se encuentran también sus
puertas (de
Sevilla, Embarcadero,
Agua, Buey, Socorro y Agujero) y la mezquita, convertida en la
iglesia de
Santa María de la
Granada, donde aún se observa perfectamente su alminar, el
patio de las abluciones y unos hermosos
arcos entre una interesantístima muestra de estilo
gótico-mudéjar.