Aunque en la actualidad se ha perdido buena parte de la ornamentación de los muros del
palacio, especialmente de las zonas más altas donde se acumulaban más
adornos, todavía puede apreciarse los vestigios de una hermosa
puerta del
gótico-florido, así como otras decoraciones en
piedra de este mismo estilo. Las troneras están realizadas con forma de la
cruz y orbe, símbolo que solían utilizar los Guzmán en sus
palacios y
castillos. En el interior de la
muralla se levanta el
Castillo de
Niebla de origen
romano, que fue convertido en Alcázar por los árabes. Tras la reconquista Alfonso X el Sabio lo cedió a su hija Beatriz y posteriormente pasó a manos de Pedro I el Cruel. A la muerte de este el primer Trastámara dio el Condado de
Huelva a los Guzmanes, de ahí la denominación de Castillo de los Guzmanes. En el noroeste de la zona amurallada se encontraría con toda probabilidad la alcazaba islámica, que sería derribada en el siglo XV por mandato de Enrique de Guzmán, duque de Media Sidonia y conde de Niebla, para construir su nueva residencia. Este castillo presenta dos espacios rectangulares delimitados, defendido por dos recintos amurallados interior y exterior, provistos de
torres de planta cuadrada, circular y octogonal, siendo uno de los elementos más destacados la
torre del
homenaje.