Hay dos versiones básicas de este instrumento casi legendario: La típicamente española, en la cual el tornillo hace retroceder el collar de hierro matando a la víctima únicamente por asfixia; y la catalana en la cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia adelante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así tanto por asfixia como por lenta destrucción del
canal medular. La agonía se puede prolongar según el humor del verdugo. El primer tipo se usó en
España hasta 1975, año de la muerte de Franco, después la pena capital sería abolida. El segundo tipo, usado hasta principios de este siglo en
Cataluña y algunos lugares de latinoamérica, se usaba todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para tortura policial pero también para ejecuciones. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no garantiza una muerte rápida sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada.