El
potro: El estiramiento o desmembramiento por medio de tensión longitudinal se usó en el antiguo
Egipto y babilonia; en Europa el "péndulo" y el potro constituían elementos fundamentales en cualquier mazmorra desde la República
Romana hasta la desaparición de la tortura hacia el final del siglo XVIII. La víctima es literalmente alargada por la fuerza del cabestrante, y antiguos testimonios hablan de casos de treinta centímetros, que procede de la dislocación y distorsión de cada articulación de brazos y piernas del desmembramiento de la
columna vertebral y por supuesto del desgarro de los músculos de extremidades, tórax y abdomen. Pero mucho antes del abatimiento de la víctima, ésta, incluso en las fases iniciales del interrogatorio, sufre la dislocación de los hombros a causa del estiramiento de los brazos hacia atrás y hacia arriba así como el intenso dolor de los músculos desgarrándose. En la cuestión de segundo grado la rodilla, la cabeza y el codo comienzan a descoyuntarse; con el tercer grado se separan ruidosamente. Ya con el segundo grado el interrogado queda inválido de por vida; después del tercer grado queda paralizado y desmembrado, poco a poco después de horas y días van cesando las funciones vitales.