Rio Tinto: Una de las experiencias obligadas para el viajero que acuda a Riotinto es tomar asiento en el ferrocarril turístico-minero en el interior del
parque, un trenecito tirado por una locomotora de 1833 que le internará 22 kilómetros por el interesantísimo ecosistema de las
minas. La locomotora hace una de sus paradas en la Pata del
Caballo, un paraje de gran valor ecológico y característico por su vegetación mediterránea. Bosques de
pinos, alcornoques, eucaliptos y encinas dan vida a un hábitat forestal que sirve de
refugio a especies animales como ciervos, conejos y jabalíes. Después de conocer la
mina Peña de Hierro o el cerro Colorado, puede completar su viaje geológico con una visita al instructivo
Museo Minero, emplazado en el antiguo
Hospital de la Compañía de Riotinto. Esta galería, además de funcionar como centro de interpretación, exhibe, a lo largo de sus 1.800 metros cuadrados, piezas relacionadas con la minería y metalurgia; otras de
arqueología industrial, y también muchos otros objetos relacionados con el mundo ferroviario. Pero lo que más destaca es la reproducción a escala real de una mina
romana a la que se puede acceder.