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NIEBLA: 1-NIEBLA (LEBLA). HUELVA ...

1-NIEBLA (LEBLA). HUELVA
Fue la capital de la Cora de Labla durante el Califato de Córdoba y tras su desintegración fue el centro de la Taifa de Niebla y se extendía por un territorio mayor donde incluía los Iqlim de Huelva, Almonte, Trigueros, Cartaya, Lepe y Gibraleón.
Ha tenido una gran importancia en el transcurso de la Historia y se establecieron diferentes pueblos y sus culturas.
En las diferentes etapas históricas se la conoció con diferentes nombres y así los tartesios la llamaron Ilipula, los romanos Ilipla, los visigodos Elepla y los musulmanes Lebla y los castellanos Niebla.
La historia de Niebla se divide en diferentes etapas:

-Edad Antigua.

Su origen se remonta a la Edad del Hierro dejando testimonios de la época Neolítica con necrópolis dolménicas como el Dolmen de Soto y los Dólmenes de Hueca. Posteriormente durante el reino tartesio en la etapa del rey Angantonio se desarrolló un pujante comercio, testimoniado por objetos como un anillo de oro que representa a una diosa cuidando de un niño.
Tras la colonización fenicia se desarrolló una gran riqueza minera en sus alrededores por las vías de comunicación a través del río Tinto que era navegable hasta las puertas de la ciudad...
Durante la dominación romana se construyó una calzada que comunicaba la desembocadura del río Guadiana con itálica.
En esta época alcanzó una gran importancia por su trascendencia económica, política y administrativa que lograría la concesión de acuñación de moneda y sus murallas tartesias fueron ampliadas.
Tras la invasión de los bárbaros en la época visigodo alcanzó un gran prestigio civil, militar y religioso, este último a través de constituir una sede episcopal.

-Edad Media.

Tras la presencia musulmana en Hispania, la ciudad fue ocupada en el 713 pasando al constituirse una Cora que permaneció hasta la desintegración del Califato de Córdoba y después se formaría el reino Taifa independiente desde el 1023 hasta el 1055 que sería conquistada por el reino Taifa de Isbiliya (Sevilla).
Con la presencia del Imperio Almorávide fue sometida y después por el imperio Almohade en 1155.
En el 1234 sería conquistada por Ibn Mahfot y se formarían un reino independiente que comprendería desde la desembocadura del río Guadalquivir, por el este al cabo de San Vicente y por el oeste incluyendo una parte territorial del Algarbe.
Sería en 1262 cuando el rey Alfonso X El Sabio de Castilla conquistó la ciudad. Es significativo que durante el asedio se utilizó por primera vez pólvora que se usó en los viejos cañones con fines bélicos.
Recordemos que la pólvora fue una innovación importada a Occidente por el navegante veneciano Marco Polo tras su regreso del viaje a China en Oriente.
Tras la conquista el rey castellano permitió a la población musulmana a seguir residiendo en la ciudad, al contrario de lo que había ocurrido en la conquista de otras ciudades andalusíes.
Fue posteriormente el rey Alfonso X El Sabio cuando concedió el Fuero Real con objeto de favorecer a la repoblación cristiana del lugar y en 1329 pasaría el Condado de Niebla a formar parte del Señorío de los Guzmanes, posteriormente Duques de Medina-Sidonia.
Esta casa nobiliaria favoreció el desarrollo de la ciudad con la construcción de iglesias, palacios y asentamientos de órdenes religiosas.

-Edad Moderna.

Durante el año 1508 el rey Fernando II de Aragon, rey de facto de Castilla durante la incapacidad de su hija DªJuana reclamó el Ducado de Medina-Sidonia con la entrega de sus castillos a la Corona.
Todos los alcaides obedecieron la orden real a excepción de Niebla que mantuvo su lealtad al Duque de Medina-Sidonia y obligó al rey a enviar a un ejército de 1500 hombres a que tomasen la ciudad.
Finalmente el asalto no se realizó porque la ciudad capituló pero no evitó que las tropas saquearan la ciudad rendida y se cometieron excesos acabando con la vida de una gran parte de la población, cuyo hecho histórico ha pasado a la historia como “el Saqueo de Niebla”.
A partir del siglo XVII comenzó su decadencia y el descenso de la población y a cambio se desarrollaron otras poblaciones y pedanías aledañas cuyos condes se independizaron de Niebla.
Durante el Terremoto de Lisboa del 1755 acepto notablemente al oeste andaluz y provocaría el derrumbe de muchos edificios notables y se perdió una gran parte del patrimonio histórico y artístico.

-Edad Contemporánea.

Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Niebla, dentro de la provincia de Huelva.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Niebla es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.