La villa de Palos, desde mediados del siglo XV, atravesaba un período de desarrollo demográfico (unos 2700 habitantes en 1478) y económico gracias a las actividades marítimas de sus hombres, que establecieron unas prósperas relaciones comerciales con la Europa Mediterránea y Noratlántica, basándose en la
pesca y otros productos que obtenían en la zona de Guinea. La época dorada de Palos fue la década de 1470-1479, cuando la discordia sucesoria entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica desembocó en una guerra peninsular entre el reino de Castilla y
Portugal. Ello supuso para Palos el respaldo real de sus incursiones a Guinea y, en definitiva, para disputarle a los portugueses, rivales en la expansión oceánica, sus territorios y negocios ultramarinos. Las principales expediciones navales castellanas, contra Portugal y sus dominios, requirieron siempre la presencia de marinos palermos, verdaderos expertos en las navegaciones atlánticas que, gracias a su pericia y hazañas, lograron fama internacional.. porque sólo los de Palos conocían de antiguo el
mar de Guinea, como acostumbrados [estaban] desde el principio de la guerra a combatir con los portugueses y a quitarles los esclavos adquiridos a cambio de viles mercancías.