Aunque existen vestigios de poblamiento en la zona desde el Paleolítico Superior, así como numerosas leyendas que aluden a su pasado tartésico,
romano, visigótico y musulmán,
Palos de la Frontera se funda en 1322, fecha en que Alfonso XI de Castilla la dona a Alonso
Carro y Berenguela Gómez, su mujer. De esta forma se separa de lo que había constituido el reino almohade de
Niebla, al que seguía perteneciendo aún después de su conquista a mediados del siglo XIII. Palos era por estas fechas, como presumiblemente lo fue en toda su anterior
historia, un pequeñísimo núcleo de población que subsistía de la
pesca litoral, aprovechando las cualidades que, como
puerto interior, al abrigo del viento y los ataques piratas, ofrecía el
río Tinto.