La villa de Palos, a mediados del siglo XV, atravesaba un período de desarrollo demográfico (2.500 habitantes) y económico gracias a las actividades marítimas de sus hombres, que establecieron unas prósperas relaciones comerciales con la Europa Mediterránea y Noratlántica, basándose en la
pesca y otros productos que obtenían en la zona de Guinea. Guinea fue el nombre dado a partir del siglo XIV a una región costera imprecisa del Atlántico que probablemente correspondía a la zona situada entre los actuales estados de Gambia y Angola, en África. La época dorada de Palos fue la década de 1470–1479, cuando la discordia sucesoria entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica desembocó en una guerra peninsular entre el reino de Castilla y
Portugal. Juana de Castilla, llamada por sus adversarios «la Beltraneja» (
Madrid, 28 de febrero de 1462 – Lisboa, 12 de abril de 1530) fue una infanta castellana, reina proclamada de Castilla y de
León y reina consorte de Portugal. Destituida de su rango, hubo de renunciar por tratado a todos sus títulos y señoríos, incluso a su calidad de infanta castellana y de alteza, quedando llamada oficialmente, por real decreto portugués, Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas
Torres, 22 de abril de 1451-Medina del
Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castilla desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de
Aragón desde 1479, por su matrimonio con Fernando de Aragón. Se llama guerra de Sucesión castellana al conflicto bélico que se produjo de 1475 a 1479 por la sucesión de la Corona de Castilla entre los partidarios de Juana de Trastámara, hija del difunto monarca Enrique IV de Castilla, y los de Isabel, hermanastra de este último.