Se remonta a finales del siglo XIX comienzos del XX cuando se explotaron las
minas de Soloviejo y
San Miguel. El
Patrás sirvió como residencia provisional de los mineros que las trabajaban. Hubo una época que llego a albergar más de 300 habitantes, pero cuando cerraron las minas muchos emigraron al norte de
España.
Hay una antigua leyenda que cuenta que el Patrás se llamaba "Las Majaillas", pero una vez vino un arpista a conocer el lugar y sus gentes y cuando iba saliendo de la aldea se le cayó el arpa hacia delante y dijo: "arpa atrás". De ahí el nuevo nombre.