Menos mal que lo han comenzado a restaurar antes de que llegara el cura nuevo. Lo mismo le hubiera dado por tirarlo a la basura o por quemarlo en la noche de San Juan. Dicen por ahí que "Debemos mostrar un respeto a nuestras tradiciones y culturas, especialmente a las vinculadas a nuestra religión". El cura sigue sin enterarse. No hay más sordo que el que se niega a oír.