Usados a finales de los Ochenta y principios de los Noventa.
(Cuatro años antes de que cerrará la explotación minera).
1988-1992.
Por aquellos entonces se tenía la esperanza de recuperar el
agua de los afluentes contaminados por la Pirita Cobriza y demás metales pesados.
Al final todo quedó en agua de borrajas, causándose así también un gasto de dinero y presupuesto innecesarios.
Cuando el mineral pudre las
aguas, ya no hay marcha atrás.