Cuantas tardes de verano mis hijos y yo, sin importar la calor llegabamos a HUERTA TORRE.Paco, siempre amable y sencillo, nos ofrecia agua de su pozo, frutas...y lo mas importante, cariño y amena conversacion. Cuando el sol caia tras la frontera, regresabamos. Los niños, alegres, montados en el burro.