
De nuevo aparece publicada una noticia relacionada con la polémica surgida en el hermosos pueblo de Santa Ana la Real ante la decisión de una persona de cambiar una tradición por propio empeño.
Esta vez ha estado referida a la sentencia irrevocable que un juez ha resuelto y en la que se dice que el ayuntamiento de dicha localidad no puede actuar con discriminación de sexo. Algo que a estas alturas creía yo algo evidente.
Como ya se ha escrito en otras ocasiones, el caso se remonta a las Fiestas Patronales del año 2002, en el que un vecino del pueblo y por decisión personal, decidió echar un pulso al resto de convecinos y por imposición cambiar la forma en la que hasta ahora se venía haciendo el nombramiento de los ya famosos “Diputados de Toro”. Este hecho fue rechazado por la inmensa mayoría de la población, que pidíó diáologo y consenso a tal vecino y al grupo minoritario que lo secundaba., al lo que se negaron y siguieron con su nombramiento a parte del resto de vecinos e incluso de la hermandad.
Lo peliagudo del tema es que dicho cambio se refiere al nombramiento para tal cargo de una mujer. Esto ha sido utilizado por ese grupo para alegar discriminación de sexo, que es lo no se ha producido. Quiero dejar claro que la polémica y disputa con la mayoría de los vecinos es porque estos se niegan a cambiar algo que tan arraigado está y que incumbe a todos porque a alguien se le ocurra y sin tener en cuenta la opinión de los demás. El pueblo se ha revelado contra un cambio por imposición, no porque ese cambio fuera en pro de la mujer. Y también porque esta imposición viene de personas que no residen aquí y tampoco se interesan ni participan de por la vida del pueblo cuando aquí se encuentran, por lo que se ve como una agresión externa.
Aún viendo el rechazo y las situaciones desagradables que han propiciado los que dicen defender los derechos de las mujeres, han seguido con sus nombramientos “paralelos”, convocando los mismos actos que los diputados reconocidos por el pueblo.
En el año 2004 solicitaron al Ayuntamiento que se les cediera la plaza de toros para organizar la lidia del “Toro” el dia 24 de Julio, como manda nuestra tradición. Si el ayuntamiento aceptaba tal demanda, los diputados reconocidos por el pueblo quedarían sin organizar dicho evento y por lo tanto las fiestas serían para una muy reducida minoria. Por lo tanto, el Ayuntamiento lo único que hizo fue respetar el sentimiento popular y dar el permiso para que las fiestas fueran disfrutadas por el pueblo, que es para quien gobierna. Con tal mala suerte que en el grupo minoritario estaba encabezado por una mujer, que ve en todo una discriminación de sexo., que repito es incierta. Este hecho se comprueba cuando esta señora nombra al año siguiente por su cuenta a otras cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, que tampoco son aceptados por el pueblo, que siguen alegando discriminación de sexo, ¿pero no se dan cuenta que son dos y dos?.
Además no han cesado en su empeño de presentar a Santa Ana como un pueblo atrasado, con numerosos artículos y cartas en los medios de comunicación, en los que no siempre se han narrado los hechos fielmente y en algunos se ha exagerado e incluso amenazado a las autoridades. ¿Cual es el fin de todo esto?
Quien quiere a un pueblo, a unas tradiciones y su mejora, lucha desde dentro, codo a codo con sus vecinos, no se va fuera a dejarlo en evidencia. Es muy fácil provocar un escándalo en los medios de comunicación y muy difícil después poder ser aclarado por la otra parte, cuando ya se ha dado una imagen del asunto.
Espero que esta sinrazón acabe cuanto antes, porque lo único que está trayendo a nuestro pueblo es malestar, enfrentamientos y decadencia del buen ambiente que siempre se ha vivido en nuestras Fiestas. Aunque gracias a la Santa, siguen siendo tan grandes como siempre, a pesar de algunos.
Esta vez ha estado referida a la sentencia irrevocable que un juez ha resuelto y en la que se dice que el ayuntamiento de dicha localidad no puede actuar con discriminación de sexo. Algo que a estas alturas creía yo algo evidente.
Como ya se ha escrito en otras ocasiones, el caso se remonta a las Fiestas Patronales del año 2002, en el que un vecino del pueblo y por decisión personal, decidió echar un pulso al resto de convecinos y por imposición cambiar la forma en la que hasta ahora se venía haciendo el nombramiento de los ya famosos “Diputados de Toro”. Este hecho fue rechazado por la inmensa mayoría de la población, que pidíó diáologo y consenso a tal vecino y al grupo minoritario que lo secundaba., al lo que se negaron y siguieron con su nombramiento a parte del resto de vecinos e incluso de la hermandad.
Lo peliagudo del tema es que dicho cambio se refiere al nombramiento para tal cargo de una mujer. Esto ha sido utilizado por ese grupo para alegar discriminación de sexo, que es lo no se ha producido. Quiero dejar claro que la polémica y disputa con la mayoría de los vecinos es porque estos se niegan a cambiar algo que tan arraigado está y que incumbe a todos porque a alguien se le ocurra y sin tener en cuenta la opinión de los demás. El pueblo se ha revelado contra un cambio por imposición, no porque ese cambio fuera en pro de la mujer. Y también porque esta imposición viene de personas que no residen aquí y tampoco se interesan ni participan de por la vida del pueblo cuando aquí se encuentran, por lo que se ve como una agresión externa.
Aún viendo el rechazo y las situaciones desagradables que han propiciado los que dicen defender los derechos de las mujeres, han seguido con sus nombramientos “paralelos”, convocando los mismos actos que los diputados reconocidos por el pueblo.
En el año 2004 solicitaron al Ayuntamiento que se les cediera la plaza de toros para organizar la lidia del “Toro” el dia 24 de Julio, como manda nuestra tradición. Si el ayuntamiento aceptaba tal demanda, los diputados reconocidos por el pueblo quedarían sin organizar dicho evento y por lo tanto las fiestas serían para una muy reducida minoria. Por lo tanto, el Ayuntamiento lo único que hizo fue respetar el sentimiento popular y dar el permiso para que las fiestas fueran disfrutadas por el pueblo, que es para quien gobierna. Con tal mala suerte que en el grupo minoritario estaba encabezado por una mujer, que ve en todo una discriminación de sexo., que repito es incierta. Este hecho se comprueba cuando esta señora nombra al año siguiente por su cuenta a otras cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, que tampoco son aceptados por el pueblo, que siguen alegando discriminación de sexo, ¿pero no se dan cuenta que son dos y dos?.
Además no han cesado en su empeño de presentar a Santa Ana como un pueblo atrasado, con numerosos artículos y cartas en los medios de comunicación, en los que no siempre se han narrado los hechos fielmente y en algunos se ha exagerado e incluso amenazado a las autoridades. ¿Cual es el fin de todo esto?
Quien quiere a un pueblo, a unas tradiciones y su mejora, lucha desde dentro, codo a codo con sus vecinos, no se va fuera a dejarlo en evidencia. Es muy fácil provocar un escándalo en los medios de comunicación y muy difícil después poder ser aclarado por la otra parte, cuando ya se ha dado una imagen del asunto.
Espero que esta sinrazón acabe cuanto antes, porque lo único que está trayendo a nuestro pueblo es malestar, enfrentamientos y decadencia del buen ambiente que siempre se ha vivido en nuestras Fiestas. Aunque gracias a la Santa, siguen siendo tan grandes como siempre, a pesar de algunos.