Allá al fondo está la
casa donde tantos
veranos pasamos. Donde se abrían todas las
puertas cuando pasaba el calor y llegaba la hora de ir a la
feria, y las amiguillas llegaban a buscarnos o íbamos nosotros a por ellas.¡Qué de gente siempre: para
comer, para dormir, para jugar! ¡qué buenos momentos sentados en el escalón del
patio, con el olor al antiguo jazmín de mi abuela, donde nos comíamos un helado de vainilla o tutti- fruti de la heladeria de arriba, y después las pipas con sal o de calabaza
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